Dionisio Bello Romero
Por Pep Martorell
Dionisio
Bello Romero
Vilanova
del Grau ? - 1858
Comerciante
AGUAS DEL TURIA
DERRAMA ESTA FUENTE
POR LOS ESFUERZOS DEL MUNICIPIO DE
VALENCIA
LA COOPERACIÓN DE ESTA VILLA
Y EL LEGADO DE 80.000 R.S. DE
DON DIONISIO BELLO.
3 DE MAYO DE 1859
Los transeúntes que acuden a calmar su sed en la
fuente adosada a la torre-campanario de la iglesia de Santa María del Mar, cerca
de donde la avenida del Puerto se entrega a la dársena interior, pueden leer
este testimonio que agradece a Dionisio Bello Romero, su empeño y su donación
para lograr la conducción de agua potable desde Valencia hasta la Vilanova del Grau.
Se tienen pocas noticias acerca de su vida privada
y familiar. Se sabe que nació en el entonces municipio independiente de la
Villanueva del Grao, donde vivió en la calle Mayor y tenía arrendado un horno, que
tenía una barraca en los alrededores de las calles Comercio y San Antonio y que
estaba casado con Joaquina Liñán, hermana del Canónigo Liñán, también nacido en
el Grao, artífice de la creación del servicio de agua potable en la ciudad de
Valencia. Poco más.
Hay que recordar que el Canónigo Liñán, su cuñado,
trabajó para que el agua potable llegara a la ciudad, inaugurándose el 18 de septiembre
de 1850, la primera fuente instalada en la plaza del Negrito. La ciudad
reconoció en 1848 el empeño del Canónigo Liñán, rotulando con su apellido la
calle que transcurre desde la avenida de María Cristina hasta la calle de
Calabazas. Un siglo más tarde, en 1977, en los jardincillos inmediatos a la
Basílica de la Virgen de los Desamparados, se le erigió un sencillo monumento cuya
rotulación informa que “La Sociedad de
Aguas Potables y Mejoras de Valencia costeó esta fuente como homenaje al
promotor del primer abastecimiento de la ciudad”.
Sin duda por la natural influencia familiar, el
objetivo del Canónigo Liñán de traer el agua a Valencia, encontró su
complementariedad en la decisión de Dionisio Bello de trabajar en la
modernización del Grao, acercando el servicio de agua potable. A ello dedicó
muchos de sus esfuerzos, así como una importante cantidad de fondos.
Afortunadamente, Dionisio Bello debía ser buen
conocedor de las dificultades, retrasos y problemas administrativos que suelen
complicar la finalización de las grandes obras. Tal vez consciente de su
inminente fallecimiento, quiso asegurarse de la realización de su proyecto,
ratificando en su disposición testamentaria, su firme decisión de ayudar a la
venida del agua potable, si bien incluyendo una cláusula por la que manifestaba
que dicha donación quedaba sujeta a que las obras concluyeran antes de un año
después de su muerte.
Efectivamente, su fallecimiento el 5 de mayo de
1858, le impidió presenciar la realización de su sueño: la llegada del agua
potable al Grao, que se haría realidad un año más tarde. Sin embargo, su estrategia iba a dar el
resultado deseado y el 3 de mayo de 1859, festividad del Santísimo Cristo del
Grao, con toda solemnidad, se procedió a la inauguración de la fuente, con asistencia
de numerosas autoridades de Valencia y de la Villanueva del Grao, acto que fue
solemnizado con la presencia de una compañía del ejército y amenizado por una banda
de música.
Al día siguiente, el Diario Mercantil de Valencia
describía el Grao con todos los balcones engalanados “los buques anclados en el puerto y los que se hallaban varados en la
playa no estaban empavesados porque sus banderas, pabellones y flámulas,
adornaban las calles”.
A la memoria de Dionisio Belló, el Ayuntamiento rotuló
una calle, perpendicular a la Avda. del Puerto, casi enfrente de la misma
fuente.