lunes, 19 de octubre de 2020

El Paseo Marítimo

EL PASEO MARÍTIMO

por Antonio Sanchis Pallarés


El Paseo Marítimo de Malva-rosa-Cabanyal es un fenómeno inédito: ha dado respuesta a un proyecto que se puede llamar de sentido común. Ahora está ahí y se puede decir que ese proyecto es nuestro, que ya pertenece al pueblo, al “común”. Pero no fue así desde el principio, porque en realidad ese proyecto no existía, no se contemplaba en los despachos del Ministerio de Urbanismo. Ahora parece difícil de asimilar, pero el caso es que, en los planes de Joaquín Garrigues Walker, Malva-rosa y Cabanyal no eran más que un fragmento de una autopista que, partiendo de Puçol, se apoderaría de nuestra costa cubriéndola de cemento y, atravesando el puerto por un puente aéreo, llegaría hasta El Saler.

 

Pero este proyecto se frenó, escribiendo con ello una página rara de la historia: una página en la que podía y puede leerse que una cosa que al pueblo le parecía de sentido común   también al Gobierno le pareciera de sentido común.

 

Aunque al sentido común no le pusieron la alfombra roja, sino que para abrirse paso tuvo que andar por muchos caminos pedregosos y derribar algunas torres. Se puede afirmar que el primer paso en esta batalla se dio en la Asociación de Vecinos de la Malva-rosa, que el día 10 de enero de 1980 tuvo la primera noticia del proyecto de autopista, que unos funcionarios del MOPU les presentaron en sus locales, convencidos al parecer de que la Asociación aprobaría el proyecto. No fue así, sino que la Asociación puso en juego todos sus escasos recursos para dejar claro su rechazo. Pues no bastaba con que el Ministerio nos endulzara el proyecto como un medio de poner algo de orden en ese tramo de costa y situarnos en lo que ellos podían considerar “modernidad”. 

 

La primera medida que tomó la Asociación fue informar a los vecinos, y eso se hizo en unas fechas muy críticas: precisamente el 29 de junio de 1977 había fallecido un niño por haberse bañado en esa playa a la que constantemente habíamos denunciado como infectada. Como protesta por esa tragedia, el 8 de julio se había montado una gran manifestación ante la casa del concejal Pascual Lainosa. Pero se daba la casualidad de que ese día el concejal estaba inaugurando la Feria de Julio y preparando la visita que el sábado día 9 -para asistir a la conmemoración de los actos de la muerte de Jaime I- haría el Rey al Monasterio de El Puig.

 

                Acompañando al Rey, vendría a Valencia Joaquín Garrigues Walker. Éste estrenaba Ministerio, al que se le había añadido nueva competencia: Obras Públicas y "Urbanismo". Garrigues parecía ser el destinatario más adecuado para recibir nuestras quejas. De modo que allí mismo, en la esquina de la Avenida con la calle Lanzarote, ante centenares de vcinos, se leyó el texto de una carta fundamental que todos aprobaron y que se publicó en el boletín extra de la Coordinadora que salió el 28 de julio:

 

"Sr. Ministro: Su Ministerio ostenta un nuevo nombre: Urbanismo. Queremos que su gestión también sea nueva, en clara ruptura con un pasado que ha sido nefasto para los barrios populares.

 

De entre los numerosos problemas que tenemos, ahora le presentamos el más acuciante: la infecta acequia de Vera, que vierte todas sus aguas en la playa de la Malva-rosa. Ésta sería una de las mejores playas del Mediterráneo, y así se convierte en una verdadera porquería, foco de innumerables infecciones: tifus, hepatitis, disenterías...

 

Además, la desastrosa situación sanitaria de la zona favorece otro tipo de infecciones, como la meningitis, de la que ya tenemos dos casos mortales: el último, un niño de ocho años, muerto el pasado 29 de Junio.

 

En lugar de resolvernos el problema, el Plan 13 que afecta a nuestro barrio agrava la situación. Existe un proyecto muy adelantado, según decretos del Boletín Oficial de la Provincia del 24 de marzo de 1977, de hacer pasar una Autopista, desviación de la del Mediterráneo, a lo largo de nuestra playa.

 

Ante todo esto, nosotros nos preguntamos: ¿Van a cubrir, sanear y depurar la acequia de Vera y todas las acequias y vertederos que infectan nuestros barrios y playas? ¿Se va a anular el proyecto de la autopista por nuestras playas, y en su lugar crear un Paseo Marítimo?

 

Creemos que su Ministerio debe marcar otras directrices dedicando una atención preferente a los barrios populares. De lo acertado o desacertado de su gestión dependerá el apoyo o la repulsa de los vecinos".

 

                A partir de aquí, la Asociación y la Coordinadora inician una nueva campaña por el rescate de las playas para el pueblo valenciano: limpieza efectiva, depuradora y eliminación del proyecto de autopista: algún viajecito a Madrid, bastantes discusiones con los Ayuntamientos de Ramón Izquierdo, de Fernando Martínez Castellano y Ricard Pérez Casado. La cuestión ya no afectaba solamente a los poblados marítimos sino a toda Valencia y, efectivamente, amparados por una reciente coordinadora de Asociaciones, Malva-rosa encabezó una amplia campaña dirigida a todo el pueblo valenciano, al que se pasó, para la firma de adhesión, un sencillo y rotundo manifiesto. Entre otros, lo firmaron Manuel Broseta Pont, María Consuelo Reina y Vicent Andrés Estellés.

 

                Con todo este movimiento, la playa quedó asegurada para el pueblo. Lo lamentable es que en 1986 se perdió la playa de Natzaret. Pero eso es harina de otro costal.