lunes, 6 de julio de 2020

El chalet de Blasco Ibáñez

El chalet de Blasco Ibáñez
por Antonio Sanchis

Además de su exuberante obra literaria, Blasco Ibáñez representa en Valencia la lucha por la República, a la que intentó cimentar atacando de frente las ideas asentadas sobre los dos pilares monolíticos "de toda la vida": monarquía y catolicismo.
               
                Perteneciendo ya desde muy joven al Partido de Pi y Margall, una de sus primeras actuaciones es su intervención como orador en un mitin federal celebrado en un casino republicano de Vilanova del Grau, quedando allí definitivamente enrolado para actuaciones posteriores.
               
                Con el tiempo, Blasco consolida su ideario basándose en El Pueblo, en cuya redacción trabaja noche y día, y en la que redacta Arroz y Tartana y Flor de Mayo.,

A Blasco le gustaba la playa, aunque no por sus aspectos lúdicos o turísticos, sino precisamente por lo contrario: lo que Blasco buscaba en la Malva-rosa era la soledad, la tranquilidad para descansar y para crear.  En su tiempo,
para "llegar hasta allí, después de dejar el trenet en la estación de la Cadena, debe caminarse fatigosamente alrededor de un kilómetro sobre arenales o bien por la orilla del mar. Este alejamiento le parece suficiente a Blasco para adquirir la soledad que apetece".

Es por la zona donde pudo organizar alguna comida de fraternidad, ofreciendo a literatos amigos una espléndida paella a la que acudió doña Emilia Pardo Bazán.

Algunos veranos ya había alquilado un chalet en la zona, pero en 1902 consigue ver cumplido uno de sus sueños: el chalet de la Malva-rosa, desde el que, en la distancia, podía oírse la campana del lejano hospital de San Juan de Dios.

Es de resaltar la alegría que tuvieron Blasco y Sorolla, que prácticamente se consideraban hermanos, al encontrarse en la playa, dedicados a reflejar la vida marinera de la época, uno con su pluma y otro con sus pinceles.

Es en esta época, concretamente en la campaña para las municipales de 1901, cuando Blasco plasma en su programa una de sus principales ideas urbanísticas:

Es conveniente llevar a cabo el proyecto del boulevard desde el antiguo jardín del Real a los poblados marítimos. Valencia tendrá un nuevo paseo, una verdadera calle moderna, semejante a la Avenida del Parque de Bolonia en París, o la Castellana de Madrid, y la parte más extrema del Cabañal se uniría a la ciudad por un camino más corto.

Azulejo original del antiguo chalet de Blasco Ibáñez


Como parece ser inevitable en los politiqueos, los enemigos de Blasco se ceban contra él, calificándole como el Sultán de la Malvarrosa.
               
                Ante esto, Blasco adopta una decisión muy propia de su carácter: abrir a todos los visitantes las puertas del chalet, para que pudiesen ver la auténtica realidad con sus propios ojos. Las visitas reaccionaban de distinto modo según su filiación política. Las gentes del partido que acudían saciaban su pasión por Blasco echándose en las camas y revolcándose en sábanas y mantas... Los visitantes enemigos subían sobre la gran mesa de mármol de la galería y se marcaban un zapateado.

El caso es que Blasco sale herido tras una serie de combates políticos, emprendiendo la aventura de Argentina y de Norteamérica, pretendiendo incluso deshacerse de todo cuanto le ligue materialmente a Valencia; incluso del chalet de la playa. Pero María, su esposa, se opone:

                - "¡No! ¡La casa frente al mar, no! ¡La Malva-rosa, no!", con un grito que no era una súplica, sino una decisión formal de la que todavía mantenía la propiedad el chalet.

Y mientras Blasco, desterrado republicano, centra su vida en Francia, María sigue viviendo en la Malva-rosa, haciendo amistad con los fundadores de La Carmela y viendo cómo a toda esa primera línea de playa se le asigna durante un tiempo el nombre de María Blasco.

Luego, ya se sabe, un nuevo régimen relega al ostracismo a Blasco y a todo lo relacionado con él. Durante la guerra, su chalet sirve para albergar a niños que huyen de los bombardeos de Madrid. Y con el triunfo de los que se sublevaron contra la República, el chalet es incautado por el nuevo régimen y se usa como Escuela de Flechas Navales.

Después de unas largas peripecias, la lógica se impone y se restaura el chalet, recuperando así el legado de nuestro más emblemático literato y político.


BIBLIOGRAFÍA A CONSULTAR:

SANCHIS PALLARÉS, Antonio: Historia de la Malvarrosa (nacida del agua). Ayuntamiento de Valencia, 1994.

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