TRAJES
DE BAÑO EN EL SIGLO XIX
Por Rafa Solaz
Desconocemos si existían las primitivas barraquetes o casas de baños desde el inicio de la tradición del
veraneo, ya que quizás los valencianos acudían a las playas con sus trajes de
baño o quizás se cambiaban de manera más o menos disimulada una vez llegados
allí. Lo que sí parece cierto es que las primeras instalaciones para cambiarse
de ropa son construcciones efímeras de cañas, palos y ramaje, quizás debido a
que era material que se encontraban en abundancia por la zona. Se tapaban con
improvisadas telas de lino para protegerse del sol y para evitar las miradas de
los curiosos mientras se cambiaba de ropa.
Parece ser que cuando se tiene constancia de les barraquetes, se utilizaban para que las mujeres de cambiaran de
ropa y ponerse en paños menores,
aunque no podemos decir que fuera muy adecuada (desde el punto de vista actual)
para tomar el sol o un baño. Se quedaban o ponían “una especie de ropa interior que ni siquiera se podía llamar traje de
baño y que cubría absolutamente todo el cuerpo, de los pies a la cabeza.”
Según la moral de la época, “Los
baños de las señoras, que debían ir cubiertas al menos con camisa, no podían
ser presenciados por varones, ni aún siquiera por los maridos. Los hombres
debían utilizar para el baño calzones de color blanco y no otra cosa que
ofendiera el pudor, estableciéndose multas de diez libras para aquellos que
incumplieran estas normas.” En el cambio del siglo XVIII al XIX, existía
una clara separación de sexos a la hora de tomar el baño.
A mediados del siglo XIX, los trajes de baño “daban un aspecto chocante, como personajes salidos de un convento de
frailes, con aquella bata holgada, de lana o de algodón, algunas hasta con
cola, cubriéndose la cabeza con el insustituible y enorme sombrero de palma.”.
Pretendían cubrir al máximo la curiosidad por el cuerpo humano, pero cuando
entraran en el mar y el agua les mojara, dejaría más a la vista las curvas del
cuerpo… En esta época, “estos bañadores
dieron paso al traje con calzón ceñido al tobillo y la chaquetilla o falda
marinera. Los bañistas continuaban vistiendo largos trajes con rayas
horizontales y se exponían al sol lo menos posible. Las mujeres, sobre todo,
los llevaban con esclavinas muy holgadas, y hasta un gorro en la cabeza
adornada con algún lazo coquetón.”
Para ampliar más sobre el tema:
Solaz
Albert, Rafael (2006): El Marítim. Paseo
costumbrista a través de antiguas tarjetas postales.